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Foto del escritorGrace Galán

Me reúso a ser la hija de Dios!



Con este escrito no quiero ponerte en una posición similar a la mía, no trato de hacer que estés de acuerdo conmigo, sólo quiero exponer mi inquietud en mi relación con Dios (en mí y en mi vida).


Siempre fui "educada" en la creencia de Dios como un padre (proveedor, cuidador, supervisor y castigador) y con esta creencia fui desarrollando mi relación con lo Divino, con culpa, angustia, necesidad de complacer y sin auténtica libertad. Pero entre más profundizaba en mi camino espiritual, más reconocía que la gran enmienda que era

"SER AUTÉNTICAMENTE YO MISMA", siempre quedaba inconclusa en una misma pregunta: ¿A Dios le gustaría que yo hiciera/pensara/dijera/sintiera/quisiera esto? Y ahí mismo se detenía toda mi libertad de "ser yo misma", ahí la culpa se convertía en una correa de control para evitar que la parte de mí, que no era aceptable para Dios (según lo que aprendí de Dios) saliera sin ningún tipo de control y quería evitar a toda costa esa sensación de desilusionarlo, por qué? Porque veía a Dios como un padre, y a un padre vas a intentar complacerlo o hacerlo feliz a cambio de su aprobación, no es así? Bueno pues para mí así era, pero qué significaba dejar de verlo cómo un padre? Era poder integrarlo como parte de mí, no como un alguien que me supervisaba desde afuera, sino algo que se experimenta desde adentro, en cada acto, pensamiento, decisión o sentimiento; convertirlo en una experiencia humana de la mano de la Divinidad, aceptando e integrando todo en mí, celebrando estar aquí y desarrollando el ser que realmente vine a ser, sin puntos de vista ni juicios, hoy mientras lo escribo se lee tan fácil pero ha sido tan resistente este camino, siempre las opiniones externas y las costumbres toman su lugar en esta vida construida a base de costumbres aferradas y repetidas, es un cambio que se tiene que sostener cada día, que se debe traer conscientemente en cada momento porque es muy fácil caer en el juego de "tratar de ser buen@", principalmente porque todo el mundo tiene una opinión al respecto, hoy mientras estaba escribiendo esto, estaba sentada en un restaurante en Ubud, Bali y lo frecuente es que veas el restaurante lleno de personas de diferentes lugares (Japón, China, India, Alemania, Rusia, Francia, etc...) y cada persona que veía tenía su propia versión [por su cultura, creencia o educación] de ser la mejor versión de sí mismos y de lo que muestran a los demás, pero hubo un momento que llamó mucho mi atención, una señora de USA pidió un té balinés, el tema es que estábamos sobre los 33°c y le llevaron el té caliente!! Cuando hizo el reclamo el mesero le explicó que así se tomaba el té balinés, caliente! Por qué? Porque es necesario que las hojas del té suelten su sabor en el agua y para eso requieres temperatura, pero la señora le decía "entiendo el proceso de cómo prepararlo, pero yo quiero ese té frío! Cómo el café helado, y el mesero insistía en que ese té no se tomaba así! Los dos tenían sus propias razones para tener razón, pero al final lo más importante en nuestro paso por este planeta no son las tradiciones, lo que otro considera correcto, sino reconocer cuál es tu verdad/necesidad interior, eso que sólo tú sabes qué tienes o qué necesitas y mereces tenerlo, conseguirlo e ir por ello, no para complacer a Dios, sino para experimentar como Dios esta preciosa humanidad que te fue regalada entre todas las posibilidades y personas. ¿No vale la pena salir de la creencia y el desmerecimiento de sentirnos dignos de ser Dioses encarnados? Creo que la mayor causa de "maldad" en el mundo es justamente esa sensación de separación y desamparo del amor de un Dios que te juzga y te castiga como un "Padre" y sobre todo, seamos honestos, la mayoría de nuestros padres no son un gran referente para asociar con una relación con la Divinidad, creo que esta creencia desde el miedo y la sensación de inferioridad es muy conveniente para la religión, la sociedad y la familia, pero muy poco amorosa para el individuo.


Aquí he tenido la posibilidad de ver naturaleza salvaje sintiéndose dueña de todo lo que encuentra (lo ves en el templo de los monos y sus alrededores) y me pregunto por qué de todo lo que habita en la tierra, es el hombre el único que no tiene un merecimiento natural a ser lo que naturalmente es y a estar aquí? No hablo de ego o arrogancia disfrazada de seguridad, me refiero de verdad a sentir con todo su ser y su corazón que merece expresar su verdad, que merece estar aquí y merece ser feliz y amado por lo que naturalmente ha nacido siendo, esa maravillosa y única experiencia divina. Los monos se sienten y se mueven cómo los dueños del templo y un tanto de Ubud, pero los humanos parece que perdimos eso con la "evolución", si vengo de los monos, me gustaría sentirme con ese natural merecimiento de ser lo que vine a ser sin tener que pedirle permiso a nadie, porque cada latido de mi corazón y cada inhalación es el permiso y la fuerza de la existencia diciéndome que este es mi lugar y que estoy aquí para ser libre de ser!


Así que hoy después de darme la libertad de renunciar a la paternidad de Dios y abrirme al mono en mí, me muevo en la pregunta ¿Quién te permitirías ser si no tuvieras la creencia que sólo hay una forma correcta de ser tú?

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